QUIZÁS... ¿RUTA PEPA A LOBA?

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Se hacen otras rutas con mucho menos. Pepa A Loba fue la bandolera generosa de la Galicia intemporal del siglo XIX, que recorría con su cuadrilla, a caballo y acompañada de un perro, los paisajes antiguos que aún hoy se pueden encontrar en pontevedra sin rebuscar mucho.

Nacida en A Estrada en 1833, quizás en la parroquia de O Couso, bañada por el Ulla, Pepa fue agrandándose con el tiempo hasta convertirse en un personaje de película. De su historia real o documentada hay muy poca cosa. Lo que hoy conocemos de ella es una vida construida con las palabras de miles de personas que la sitúan en demasiados de sitios a la vez con acciones múltiples y simultáneas, como si hubiese hace mucho tiempo muchas mujeres bandoleras que utilizasen el nombre de Pepa A Loba para convertirse en caperucitas rebeldes. Puede ser que tuvieran todas una sola biografía que se compartían, y que dice:

María Josefa Esmoris fue hija de una mujer soltera, mendiga. Su madre "La Falucha" es violada por un desconocido y queda embarazada. Pepa que se encontraba en la casa presencia la violación. Nueve meses después su madre muere en el parto y también el bebé.

Se gana su apodo al cuidado de un pequeño rebaño de ovejas, propiedad de su tía Dorinda que será el familiar que se hará cargo de ella. Estando en el monte con las ovejas, un lobo intenta llevarse una y Pepa lo machaca a golpes con un palo y la ayuda de su perro ("Lueiro") que se convertirá en un compañero inseparable.

Acuciada por la necesidad, su tía la obliga a trabajar en las ferias de mendiga, de lazarillo con un ciego coplero, y en la tienda de un pequeño comerciante, ya viejo, al que le sirve de criada.

El comerciante decide instituir a Pepa como heredera. Sin embargo un hermano del tendero (que presume además de ser el padre de Pepa) desea quedarse con los bienes de su hermano y urde un plan para matarlo y poder culparla a ella.

Un lamentable error de la justicia da con Pepa A Loba en la cárcel de Pontevedra, de la que consigue escapar después de engañar a un sacerdote y disfrazarse con sus hábitos para poder salir.

Su inicial ocupación de subsistencia es la prostitución, hasta que decide vengarse del asesino del tendero. Este se convierte en su primer crimen. Después se marcha al monte a vivir, donde forma una banda de ladrones con los que realiza numerosos robos, crímenes y asaltos. La provincia de Pontevedra es, principalmente, su escenario de actuaciones. Con su cuadrilla asalta a los caminantes, los pazos, y rectorales (casas de los curas). Se gana la admiración de muchos campesinos gallegos que se sienten identificados, en cierta manera, con ese espíritu rebelde de una campesina azotada por la miseria, la injusticia y la crueldad.

Su historia acaba de nuevo en la cárcel. La vida salvaje de Pepa trascurre así en muy pocos años, por que a los 30 ingresa en la prisión de A Coruña, de la que ya no saldrá.

Pepa A Loba desde ese momento sin embargo, se convierte en un fantasma que en boca de todos puede aparecer cuando menos lo esperemos, en una historia de familia compartiendo protagonismo con un antepasado. Hoy en día los más viejos pueden hablar de ella llevándonos hasta donde se dice que un día pasó una noche, o donde hace muchos años... atracó a algún conocido. Así le pasó a Carlos G. Reigosa cuando se documentó para escribir su hermoso libro sobre esta famosa atracadora de caminos.


De Pepa A Loba me acordé cuando leí que el Concello de Ortigueira estaba a recupera la memoria del bandolero Mamed Casanova con un recorrido guiado por su lugar de nacimiento. Quizás la bandolera gallega también merezca un pequeño hueco entre los mitos que mejor sabemos enseñar a los que nos visitan.

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