REIVINDICANDO AL CAPITÁN NEMO

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Interesante artículo el que aparece hoy en La Voz de Galicia firmado por E. V. Pita (lo pego abajo). En este blog mencionaba hace tiempo lo interesante de crear una ruta literaria en torno a la figura de Julio Verne, el capitán Nemo y el tesoro de Rande. Soy adicto a todo lo que tenga relación con esta historia salada de oro, batallas y aventuras. Tímidamente se abre la Ría de Vigo a las 20.000 leguas de viaje submarino. Me gusta la escultura "para tocar" de José Molares en el naútico dedicada a Julio Verne (ver). Y cuando viajes Loa anunció este verano una travesía de Vigo hasta San Simón con una audioguía en la que se contaba la batalla de Rande a bordo de una embarcación, fui de los primeros en sacar el billete. Pero el capitán Nemo da para más, tanto como de de sí la imaginación.


El tesoro perdido del capitán Nemo

Las tiendas de recuerdos de Vigo desaprovechan el filón aventurero que vincula a la ciudad con «Veinte mil leguas de viaje submarino», Tintín, Julio César o el pirata Drake

Cerca de 230.000 cruceristas, la mayoría turistas del norte de Euro, han desembarcado este año en el puerto de Vigo. Probablemente, muchos tengan en común que, en su infancia, leyeron asombrados la novela de aventuras Veinte mil leguas de viaje submarino, ambientada en la bahía de Vigo. Este año se cumplió el 140 aniversario de la publicación del último capítulo de este libro de Julio Verne en el Magasin d'Education et de Récréation. La narración ambienta varios capítulos en la bahía de Vigo, en cuyo fondo hay tesoros ocultos. El submarino que tripula el capitán Nemo, el Nautilus, hace escala en la ría y sus buzos se sumergen para recuperar los cofres con monedas de oro y plata de un convoy de galeones hundido en la batalla de Rande en 1702.

Pero a que esta novela, traducida a 122 idiomas, es conocida universalmente, las tiendas de recuerdos situadas frente a la Estación Marítima, donde atracan los grandes cruceros, no tienen ni una camiseta, figura o regalo que haga referencia al paso por Vigo del capitán Nemo, según comprobó ayer La Voz.

La conexión literaria entre Vigo y Julio Verne ha sido recordada en monumentos, exposiciones y novelas. En el pantalán del Real Club Náutico, un estatua de José Molares, inaugurada en 2005, se inspira en los tentáculos del pulpo gigante que ataca al Nautilus, la escena más reproducida en películas y portadas. La obra juvenil Cuando Verne fondeó en la ría de Vigo, de Paco Climent, rememora el paso del escritor francés por el puerto en el siglo XIX.

Centenario

Con motivo del centenario de la muerte de Verne, en el 2005, las bodegas del barco del grupo de teatro Fura dels Baus albergaron una exposición itinerante sobre Vigo y el libro Veinte mil leguas de viaje submarino. Y el blog Nota cultural del día dedicó el 2 de septiembre un artículo a explicar que el tesoro hundido que buscó Nemo está valorado en 2.400 millones de euros. El museo del Mar de Vigo ha exhibido muestras sobre Verne, una agencia abrió en verano una ruta turística en barco sobre la batalla de Rande y Redondela quiere montar un museo sobre este episodio.

Pese al apoyo oficial, el capitán Nemo no vende en las tiendas de regalos de Vigo. Sí lo ha hecho en Nantes, la villa natal del escritor, que hace caja con un museo que recibe miles de turistas al año. Por ello, sorprende que ningún avispado comerciante vigués haya colocado como gancho en la entrada de su negocio el maniquí de un buzo con escafandra junto a un cofre. No todos los puertos pueden presumir de una tradición rica en tesoros y pulpos gigantes.

Amigo de Sanjurjo Badía

Tampoco se la ha ocurrido a ningún hostelero del Casco Vello renombrar a su bar La taberna del capitán Nemo o colgar un cartel en la puerta que rece: Julio Verne comió aquí. Eso es verídico, pues el ilustre escritor recaló con su yate averiado en el puerto vigués dos veces y, quizás, cenó en sus tascas. Fue amigo del industrial Sanjurjo Badía, quien fabricó un batiscafo para minar la ría de Vigo en 1898. El sumergible está expuesto en el museo del Mar pero ningún maquetista ha puesto a la venta réplicas para turistas. Tampoco se comercializan versiones del submarino Nautilus ni de las bestias marinas.

Las aventuras de Verne no son explotadas por los vendedores de regalos ni tampoco el fabuloso cargamento del galeón Santo Cristo de Maracaibo perdido en las Cíes. La leyenda de sus doblones aún atrae a la ría a cazatesoros dotados de potentes radares pero aquí nadie le saca brillo al mito. En un amplio comercio de A Laxe se venden maquetas artesanales de galeones pero nadie los vincula con la batalle de Rande, algo que los haría más típicos a los ojos del forastero. Se venden timones, brújulas y nudos, pero tampoco se adornan con alusiones al capitán Nemo para darles mayor glamur.

Y los visitantes ignoran todo sobre el combate naval o la relación de Verne con Vigo. «Nadie nos ha preguntado ni por el libro Veinte mil leguas de viaje submarino ni por la batalla de Rande», confirma un encargado de la tienda de regalos Tesoros. Quizás Turismo deba editar un folleto con una ruta sobre Verne para darle un toque de aventura a las rúas del Casco Vello.

Las tiendas de regalos sí exprimen el filón de las réplicas de la carabela Santa María, que recaló en Baiona en 1493 con la noticia de que Colón había descubierto un nuevo mundo. Pero otros protagonistas históricos quedan relegados al olvido: Julio César y sus galeras en las islas Cíes o el ataque a la costa del corsario inglés Francis Drake, entre otros.

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