RESTAURANTE TRÉBULA EN CANGAS

Un año lleva el restaurante Trébula en Cangas y en tan poco tiempo se ha convertido en una cita gastronómica a la que no se puede faltar en el Morrazo.

En una zona de profunda raigambre en la cocina más tradicional, Trébula ha arriesgado y se agradece la valentía. Lo hace en un local luminoso de ambiente tranquilo y acogedor, que da al paseo de Rodeira con una hermosa panorámica sobre la Ría de Vigo, en donde las salidas de los barcos que cruzan a Vigo y vienen de la ciudad industrial que abre los brazos al otro lado del mar, siempre te dejan cara de personaje interesante mientras oteas en el horizonte entre plato y plato, o relajas la vista saboreando lo que el atento ir y venir del servicio del restaurante va posando delante de la nariz. Un contrapunto delicioso el paisaje de los platos a la presentación del mar, siempre cambiante y diferente según el día, y que a mí me toco ligeramente rizado, y bañado de un sol dulce de un agosto lluvioso.

A Trébula además se nota que esto de la hostelería lo lleva en la sangre. Los responsables de cocina y sala tienen tablas suficientes y cariño por la profesión. Se nota. Lo dije ya que se nota?. Y es que se meten en camisas de once varas a gusto. Basta preguntarle a Anselmo (jefe de sala) por el concurso de tapas que se han dedicado a poner en marcha, para que retuerza una pierna en un gracioso gesto de timidez (o parecido), y salga de su boca un hermoso bocadillo de cómic con una breve historia sobre lo que se debe hacer para afilar la punta de un negocio como si fuese un lápiz, con buenas ideas que ojalá permitan que algún día el barco de Cangas atraque en la cocina del Morrazo y mueva de aquí para allá alguna gente que ganchille el movimiento natural de las olas con el de los vinos, navegando los fines de semana a última hora por la ría con destino a sus domicilios.

En la cocina, Aitor Martínez se afana con una carta completa con precios para todos los gustos, que algunos llamarían creativa pero yo me conformo con decir carta fenomenal, natural y madurada por los años de experiencia, resumida en dos menús degustación (largo y corto) que tiene platos que quizás en alguna ocasión se hayan probado, pero que poco importa cuando uno sale del restaurante con ganas de echar una carrerita y silbar alegría. No sé si a alguno de los que leen estas líneas le tiene pasado eso de tener ganas de apurar el paso hasta el trote feliz, después de salir satisfecho de un festín especialmente rico.

Como el día era largo me enganché al menú extenso que consistía en lo que diré a continuación: Gambas para chupar los dedos, Cigala con zumo de tomate, Bonito con escabeche de pepino, Sardina con pan, Jurel con ajada, Merluza con patata y caldo yuzu, Yema de huevo con trufa de verano, Carne de vaca asada con espárrago blanco, Manzana con arbequina, Higos macerados con jerez, Milhoja de chocolate blanco, y unos petit fours para acompañar al café (galleta de nata, falso turrón y mora fresca).

Recuerdo ahora con cariño, ñam ñam, la sardina, la merluza con el cítrico del yuzu, la yema de huevo con la cebolla caramelizada, y el falso milhojas de chocolate blanco... y siempre la cuchara acompañando a los platos para no dejar ni una gota!

Espero que este restaurante se mantenga en el tiempo con el equipo de profesionales que lo forman y nos de muchas más alegrías en el futuro. Menú degustación a 45 € (iva incluido) que con el vino se queda en torno a los 50 € (en mi caso me sirvieron dos vinos: blanco (condes de albarei) y tinto (algueira) por copas). El menú corto (y me falla la memoria) era de 35 o 38 €.

Dirección y teléfono: Paseo Maritimo de Rodeira 6, Cangas do Morrazo, 986303156. Cierra domingos a la noche, lunes y martes.