Los niños disfrutan en la cocina, y cualquier tarde aburrida puede convertirse en una clase divertida para enseñarles a comer bien. Soy de las que entiendo que la calidad y la formación de las personas deben construirse sobre unos conocimientos básicos que nos enseñen a relacionarnos positivamente con los demás, y a saber qué demonios nos estamos llevando a la boca cuando comemos una galleta. Por eso no me he podido resistir a traer hasta el blog la noticia de los cursos para niños de Xosé Cannas, uno de los grandes cocineros de este país, y seguramente próximo estrellado Michelín.
Después de hora y media de clase, los niños no parecían demasiado entusiasmados por regresar al colegio. Los más creativos trataban de retrasar el momento haciendo sugerencias al chef. Por ejemplo, le hicieron notar que faltaba chocolate en las galletas.
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