VIAJANDO POR LAS ESTEPAS ORBALLADAS EN EL TRANSGALAICO

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En Galicia al subir a un tren ya sabes que "el viaje es la meta". En esta tierra en la que los ferrocariles cruzan el paisaje como si una singer de pedal zurciese un traje, salir a Ponferrada huele a Fart West, y para llegar a Barcelona te tienen que hibernar como en los viajes a Próxima Centauro.

Ayer (26 de Mayo) en un artículo del Faro nos recuerdan que los trenes gallegos tienen una media de 22 años, y que los trazados están tan abandonados y sin modernizar que Hollywood puede hacer el remake de Miguel Strogoff en Lugo. Poner trenes nuevos por las vías gallegas es, en palabras de Renfe, como "meter un Mercedes en una corredoira".

A estos inconvenientes hay que sumar una política enrevesada de mentiras sobre plazos del AVE, y de compensaciones y dinero público malgastado. En uno de los pocos estudios dedicados al ferrocarril en Galicia, de la mano de J.M. Pose Antelo "Aproximación histórica a los ferrocarriles gallegos" de 1982, se afirmaba que "toda la red de ferrocarriles gallegos se caracteriza por su carácter tardío, insuficiente, marginal y adyacente". El diagnóstico sigue siendo el mismo.

El AVE llegará a Galicia tarde, pero cuando llegue seguirá siendo insuficiente. Cuando se trazó sobre el mapa de Galicia el tren de alta velocidad (300 kilómetros por hora, entre Santiago y Ourense) y el de velocidad alta (220, en el Eje Atlántico), se pintó la raya prácticamente sobre la línea férrea que existía, aniquilando el futuro del tren de media distancia, el convencional de largo recorrido y un probable cercanías como los que discurren por muchas vías del Estado. Este desmantelamiento de la vía vieja no se produjo en ningún otro lugar. Y si el AVE es muy necesario, tanto o más es contar con una red de trenes de cercanías que mejoren el trasporte entre las ciudades gallegas, de una forma más económica, competitiva y segura. En Galicia es una mala política un AVE de conexión con el resto de España si en su llegada a marchas forzadas a las grandes ciudades, se destrozan las antiguas traviesas y con ellas la posibilidad de crear los trenes de cercanías, que tan necesarios son para artícular el territorio, y hacerlo facilmente visitable, sin sobreexplotar determinadas zonas, desertizando el resto.

Actualización 25/08/2009: Recuperar para las cercanías el antiguo trazado del eje atlántico solo costaría 100 millones. Ver Noticia.

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