El souvenir es el objeto que atesora el recuerdo de un viaje. Pero más allá de esta implicación privada, alrededor del souvenir se teje una maraña de relaciones humanas en las que los artículos comprados en lugares turísticos, cambian de manos o se muestran a nuestros conocidos por distintos motivos.
Pueden convertirse en un regalo que se ofrece como muestra de afecto al que no puede viajar, o de forma más egoista pasará a ser un trofeo, la única forma de poseer los lugares que pisamos para colgarlos en las vitrinas.
Hoy en día es difícil meterse en el equipaje unos restos arqueológicos como sucedía en la época del Grand Tour del S. XVII. No podremos llevar a casa el coliseo romano (o al menos no en un solo día), pero si una réplica en miniatura. El hecho de que se compren miles de torres eiffel fosforescentes no las convierte en obras de arte (las visiones irónicas sobre los souvenir están continuamente recordándolo), pero obliga a observar con lupa y seriedad una zona donde los visitantes y el lugar que se visita coexisten sin hacerse daño. Es una forma de entender el souvenir, una segregación protectora de los destinos turísticos, un mecanismo de defensa que los protege del ansia de apoderarnos de su contenido.
http://www.flickr.com/photos/michael_hughes/sets/346406/
Arriba pegamos el flickr de Michael Hughets con su serie "souvenirs" en donde mezcla lugares famosos con recuerdos baratos, superponiendo en la mayoría de las ocasiones el souvenir sobre su contexto original.
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