No los veo muy coordinados a Carmen Pardo, Secretaria Xeral para o Turimo, y Roberto Varela, responsable de la Conselleria de Cultura en donde está integrado el departamento de Turismo. O quizás desconocían el "fenómeno" furancho lo suficiente como para dejar que se malinterpretaran sus palabras.
El caso es que Carmen Pardo en la presentación que hizo este lunes de la nueva Ley de turismo anunció que no daba encajado a los furanchos en la clasificación de las empresas de restauración, y que se merecían estar fuera de esta normativa. "Los furanchos que quieran continuar con su actividad deberán acogerse a una de estas tres modalidades (restaurantes-cafetería-bar). De lo contrario, «la actividad será declarada como competencia desleal, por lo que podría ser expedientada». En relación a los furanchos, Carmen Pardo argumentó que «carece de sentido dar cobertura legal a algo que es alegal»." Ver Noticia.
El Conselleiro de Cultura ha suavizado las palabras de Carmen Pardo defendiendo a los furanchos por ser un hito cultural singular: "Los furanchos forman parte de la cultura de Galicia y por eso, «seguiraos habendo, e así o desexo, porque eu son do Salnés e teño unha especial predilección por eles»." Ver Noticia aquí y aquí.
Parece que de este modo y entre confusiones y desmentidos, se vuelve a la situación anterior al 2008, en la que estos establecimientos estaban en una tierra de nadie donde todo estaba permitido, y los Concellos se sacaban ordenanzas de la manga sin orden ni concierto.
Entiendo la postura de Carmen Pardo de despachar un tema tan incómodo llevandolo al efímero terreno de las inspecciones. Pero se equivoca cuando lamenta que no se pueda legalizar lo alegal, porque ese es precisamente el trabajo que esperamos de los políticos: El del esfuerzo de poner letra, puntos y comas donde hay un problema grave de competencia desleal por la libre interpretación que algunos hacen de lo que es un furancho (ver por ejemplo este caso escandaloso de furancho claramente ilegal). No estoy en contra de los furanchos. Sí de los que practican el furtivismo hostelero. Conozco mucho simpático que se disfraza de enxebre, se remonta a los irmandiños para hablar de la cultura del furancho, y luego te ofrece el garaje para hacer la comunión del niño. ¿Qué problema habrá para poner por escrito qué rayos es un furancho?
Cuando todo dependía de las inspecciones me acuerdo que nadie quería inspeccionar, y se pasaban la pelota unos a los otros. Sanidad a Turismo, Turismo a los Concellos, y los Concellos pensaban en los votos.
Habrá que desandar el camino recorrido y volver a preguntarse quién es el organismo competente para cerrar un restaurante de tapadillo que va de furancho, y a qué sanciones se arriesga su titular.
Mientras tanto y como dice esta noticia, los furancheiros se escarallan de risa. Construyen su cultura ancestral año a año, viendo como algo tiene que cambiar para que todo siga igual.
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