ME CASÉ EN UN FURANCHO

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"ACLARACIÓN: Esta entrada tenía una foto del blog de un furancho en Vilaboa http://furanchovilaboa.blogspot.com/ que ha sido retirada a petición de su autor. En esa foto aparecía una mesa llena de marisco que el responsable del blog enlazado señala como una mesa servida para una cena privada. Este post hace referencia a los furanchos en general, y en él nunca se ha dicho que en el furancho que aparece en las imagenes del blog enlazado se esté celebrando una boda. El que escribe este blog de turismodepontevedra no tiene ningún restaurante, pero entiende que los furanchos sin la actual autorización de la Xunta son una competencia desleal para los restaurantes."

Había un tiempo en el que siendo pequeño, te sentaban debajo de una viña y comías un bocadillo de tortilla o empanada que se llevaba hecha de casa, por que algún vecino vaciaba los barriles de su bodega familiar para poder usarlos en la nueva cosecha, y vendía el vino excedente muy barato. Se aprovechaba ese acontecimiento para montar una fiesta de amigos, y entre todos se hacía una merendola en la que cada cual aportaba algo, y al furancheiro o loureiro (que avisaba del vaciado poniendo una rama de laurel colgado en la puerta de la bodega) le tocaba poner el vino, que generalmente era muy alabado, al estar hecho con el mimo de una cosecha cuyo fin era consumirse en la propia casa en la que se hacía.

Pero la cultura del furancho no es inmutable por mucho que digan los propietarios de estos establecimientos, que están convencidos que defienden una actividad pura, ancestral, y si les dejas se remontan a la época de los irmandiños o confunden las canciones de A Roda con romances medievales. La mayoría lamentablemente lo único que hacen es dedicarse a una actividad que el paso del tiempo ha convertido en furtivismo hostelero.

Y cuales son los motivos?

Principalmente el grave problema de excedentes que acusó el sector vitivinícola con el descenso del consumo de vino a comienzos de los años ochenta. La única vía para sobrevivir en un escenario de menor consumo y creciente competencia fue romper con el modelo inicial de elaboradoras en masa para poder acometer una mayor selección de la materia prima (recuperación de variedades autóctonas), una elaboración más cuidada (renovación del instrumental enológico), y una entrada en mercados de gama media y alta a través de marcas de calidad y del abandono de la comercialización a granel.

Esto supuso que una gran marea de vino sobrante llenase los furanchos. Muchos cosecheros no dieron un impulso a sus bodegas, y los ingresos de la venta de vino los disfrazaron de una falsa tradición furancheira y los empezaron a engordar con una tortillita por aquí y un poco de marisco por allá. En este esclarecedor artículo de La Voz un furancheiro se confiesa víctima de este juego de economía sumergida que ha podido sostener hasta la jubilación, aunque en muchos otros furanchos hay una segunda generación dispuesta a coger el relevo llevando la situación al límite.

Los empresarios de hostelería de la provincia de Pontevedra (la gran afectada por tanto furancho), lleva desde el 90 con este problema encima de la mesa sin saber como resolverlo. Pero nunca le ha dolido tanto como en los últimos años, lo que quizás apunta a que este sector, gran refugio de autónomos no profesionales, ha tocado fondo, y empieza a vivir una reconversión silenciosa atacada por las mordidas del furtivismo: desde habitaciones de alquiler clandestinas hasta los bistró playeros.

Pero sin duda los grandes culpables de que el problema de los furanchos se haya ido de las manos han sido los políticos cazavotos. Si desde la Xunta (especialmente Sanidad) miraban para otro lado y no se controlaba el desmadre (cuanto me gustaría ver fotos de bodas en furanchos!), muchos Concellos sin embargo le echaron un par y empezaron a hacer caja dando permisos chapuzeros. Por ejemplo: El Concello de Redondela en el 2007 otorgaba una autorización en Cedeira para vender ¡atención! 8.700 litros de vino. ¿Cómo es posible que 8.700 litros sean el excedente de una cosecha para consumo propio?. O esa otra (también por supuesto en Redondela) de permitir acompañar el vino con "productos alimenticios de sencilla elaboración propia" una frase tan fácil de entender que muchos furancheiros la tradujeron como "podemos servir lo que se pueda coger con la mano o un palillo, y no necesite cuchillo ni tenedor". Y un dos tres responda otra vez: tortilla!, lomo, chorizo, oreja, jamón, fiambre, pimientos, conservas, chinchos, churrasco, nécoras, mejillones, tetilla, empanada de chocos, empanada de bonito, empanada de pollo, empanada de berberechos...

La Xunta llegó tarde e intentó corregir el rumbo. En el 2008, veinte años después que como dice el tango no son nada, sacó la "ordenación de establecimientos de restauración denominados furanchos".

Qué es en esta normativa un furancho?. Lo que fue toda la vida: "se consideran furanchos aquellas bodegas en las que su actividad principal sea la de suministrar mediante precio el vino excedente del consumo propio que procede de sus viñedos".

Se somete a los furanchos a la legislación de turismo con el deber de estar registrados, tener un seguro, listas de precios, hojas de reclamaciones, placa identificativa... En cuanto a los locales han de estar ventilados, bien iluminados, permitir el acceso a personas con discapacidad... Existe además la obligación de servir el vino desde el barril no pudiendo elaborar productos alimenticios (con la opinión en contra de algún iluminado) aunque si servirlos, siempre que estén perfectamente etiquetados y documentados. Hay más: declaración de viñas y producción anual, obligación de facturar y autorización del Concello.

La actividad de furancho no podrá realizarse todo el año. Existe una orden de desarrollo (esta de aquí) que dice: "se establece con carácter general el comienzo de la temporada anual de funcionamiento de los furanchos el 1 de diciembre y su finalización el 30 de junio." "El período de apertura de los furanchos no podrá ser superior a los tres meses y, en todo caso, estará
comprendido en la temporada de funcionamiento (que va del 1 de diciembre al 30 de junio)."Los/las titulares de los furanchos harán constar en la solicitud el período de funcionamiento pretendido y deberán presentar informe favorable del ayuntamiento correspondiente."

Ahora las cosas están de este modo. Bajo esta normativa 200 furanchos ya tienen licencia turística. ¿Pero... tantos en menos de un año?. Sí. Por que la norma de furanchos tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

Las buenas: Que regulariza una actividad que existe, diferente a otras actividades de hostelería. Con sus peculiaridades. A la que se le puede sacar mucho partido y con mucho gancho turístico. En internet no es difícil encontrar alguna página que habla de furanchos y algún otro que se apunta a conocerlos.

Problemas: Turismo pide que para legalizarse, los furanchos aporten las autorizaciones de los Concellos para empezar la actividad. Se supone que esta autorización municipal es un importante filtro del control de que el furancho no va a realizar una actividad de hostelería tipo tasca o bar, y que además cumple con una serie de requisitos mínimos de higiene (que tengan unos baños entre otras cosas). Pero estas autorizaciones se dan como churros por cuatro duros y el control es mínimo.

Una vez que Turismo recibe los cuatro papeles que se piden (incluida la autorización municipal), la licencia que depende de ellos (la turística), se da ¡por silencio administrativo! si no se resuelve en seis meses. Algo inaúdito por que a un restaurante si no le resuelven en tres meses tiene desestimada su solicitud.

Y una vez que el Concello venda la autorización, y en turismo se registren cuatro papeles... ¿quién controla que no des comidas o que te pases de las fechas correctas?, ¿Existe algún régimen sancionador?, ¿Dónde está Sanidad?, O trabajo. O hacienda. El control es nulo.

Los furanchos lo saben, y desde los periodicos se pitorrean: dicen que están en proceso de legalizarse... que en casos excepcionales pueden ampliar su licencia en verano... que quieren un pacto de no agresión... etc... Y mientras tanto siguen dando mordidas a un sector que no está para soportar una competencia desleal que juega tan sucio.

En VigoGastronómico Mercedes González escribía hace muy poco un interesante artículo sobre los furanchos. Recomiendo leerlo. Y comparto su última reflexión.

"Dende aquí, o meu apoio aos furancheiros que manteñen a súa orixe, o que realmente é o espírito dun furancho, e agardo que se pechen tugurios ilegais que lonxe están do que naceu coma furancho, estes mellor non frecuentalos."

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Nemo dijo...

Hay posturas que no comparto. Todas pueden tener cabida en este blog a través de los comentarios, pero siempre, claro está, que no contengan insultos.

jrbolsa dijo...

Erre que erre te emperras en borrar mis comentarios.
Ok.
No obstante te agradezco que cuando menos retirases la fotografía.
Sólo una última aclaración: Nuestro furancho dispuso siempre de autorización.
La conservamos. Si alguien tiene alguna duda puede ponerse en contacto conmigo (en el blog puede hacerlo) y le sacaré de dudas.
gracias,
jr.