La emoción juega un papel importante cuando hablamos de turismo y ocio. Desgraciadamente no sabemos medir las emociones, ¿cómo las controlamos para poder ofrecerlas a los clientes?. Tal vez la pregunta sea incorrecta, tal vez no debamos medir ni controlas las emociones, sino hacer lo que nos gusta, escuchar al cliente y actuar en consecuencia.
Hoy los consumidores se expresan de forma ágil y sin barreras, generan contenidos, crean reputación, participan en redes sociales. Su huella persiste en el tiempo en la red. Puede ser observada por cientos, miles y en ocasiones millones de personas a lo largo del tiempo...
Y los restaurantes esperan de brazos cruzados y no enseñan lo que les emociona en su trabajo, dejando sin interrogar los sentimientos de sus clientes. ¿Qué diríamos de un comercio de ropa que tuviese todavía los modelitos de los años 90 en su escaparate?. Ese es lo que sucede con las web de la mayoría de los restaurantes. Es un escaparate desaprovechado, aburrido, en el que nadie se para, en el que nadie encuentra nada con lo que emocionarse. Gris, con polvo y pintadas en el cristal.
Vale que a la producción industrial resulta complicada dotarla de emociones: Protocolos inamovibles, producciones gestionadas por máquinas, etc... pero la hostelería... caramba! estamos hablando de comida. Los turistas vienen a Galicia por su gastronomía. Lo emocional hace único a un restaurante. ¿Y cuántos llevan esta ventaja a su web?.
Todos quieren vender. Algunos convencen para vender. Pocos emocionan para convencer para vender. Y solo cuatro gatos informan para emocionar para convencer para vender.
Hay un gran espacio en el mercado que se conquista apelando a las emociones y los sentimientos. En esta nueva gestión del marketing hay muy buenos ejemplos fuera del sector de la restauración que lo están haciendo muy muy bien. Y es que además con muy poco dinero.
Un ejemplo es Bere Casillas: Un sastre de Granada que es capaz de convencernos que él no vende trajes, vende elegancia, y se da a conocer en la red enganchándonos con la emoción que siente por su trabajo y enseñando parte de lo que sabe. Cuánto me gustaría ver a algún restaurante llevando una estrategia 2.0 mínimamente parecida con presencia en facebook, tuenti, twitter, blog, y vídeos en you tube...
http://www.youtube.com/watch?v=uvvcWuwb8nY
Sin ningún rubor podemos generalizar diciendo que todas las web de restaurantes (desde los grandes restaurantes hasta los más modestos) funcionan como en los años 90. Desaprovechando gestos mínimos de atención con los clientes como tener una sencilla base de datos con correos electrónicos o números de tlf. para comunicar novedades en los menús y ofertas gastronómicas.
Y ya no me atrevo a decir grabaciones de platos o explicaciones de breves trucos de cocina por que suena a ciencia ficción.
Los que se atreven a renovar la web destacan por su originalidad (ver por ejemplo la estupenda de Martín Berasategui, y su blog), pero se les echa en falta más interacción con los visitantes, más herramientas para los clientes, más accesibilidad y jugeteo con el ratón.
Los canales de comunicación bidireccionales, la retroalimentación es esencial para destacar en una competencia de percepciones. Para ello hay que estar seguro de tener voz propia, y atreveserse a torear por terrenos desconocidos. Puede necesitarse un esfuerzo extra, pero va a ser divertido para los que quieran trasmitir una realidad mucho más viva, actual y cercana, de las inquietudes y pasiones de su oficio.
Y cuanto más auténtica es la historia que se puede contar, mejor se trasmiten las emociones. Las historias crean conexión. Y estoy seguro que son tantos los restaurantes que pueden contar hermosas historias como los que en algún momento han celebrado una boda. ¿Habrá alguno que con un poco de buen gusto le haga un regalo de boda a sus clientes?. Se me ocurre que con algo de talento y aflojando el bolsillo (al menos una vez) se pueden rentabilizar algunas hermosas imagenes de clientes contentos después de una celebración familiar. Basta unos minutos de vimeo para que mucha gente conozca que lo que compensa las largas jornadas de trabajo en hostelería, es que trabajas para que los demás sean felices con sus experiencias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 Deja tu comentario pinchando aquí:
Publicar un comentario