Hace ocho años conoció a una viguesa y se enamoró. Así fue como Carlos Rabanal cambió su Sanromán de la Vega natal, pueblo leonés situado a la vera del Camino de Santiago, por Vigo. Aquel cambio de escenario no implicó un cambio laboral. Su familia se dedica a la fabricación de embutidos. «Criamos nuestros propios cerdos, alrededor de 200 al año, que terminan convertidos en chorizos, salchichones y jamones», afirma.
Con esos antecedentes está claro que abrir una tienda de embutidos era una opción segura. Y eso hizo. Pero los potenciales clientes no encontrarán en el establecimiento únicamente productos derivados del cerdo. León es una provincia rica en otros muchos alimentos, que Carlos ofrece, bien al natural, bien en conserva u otras preparaciones.
Éstas últimas ocupan más de la mitad de la tienda. La lista incluye desde trucha en escabeche hasta crema de castañas del Bierzo, pasando por garbanzos y lentejas pardinas de Valencia de Don Juan o tortas de Astorga.
Con el paso del tiempo ha ido incorporando nuevos productos de otras procedencias, incluida, claro, la gallega. La vara de medir es la calidad. Especialmente orgulloso se siente del queso de oveja que, afirma, «se cura a la carta. El cliente puede decidir con cuánto tiempo de curación lo quiere». Eso es posible gracias al acuerdo que tienen con uno de los ya contados pastores leoneses.
Especialmente novedoso es el salchichón de pavo. «Casi es mejor que no se hable de él porque me llegan contados, ya que la carne sale del medio centenar de pavos que criamos en casa», explica. Añade que el aliciente para muchas personas es que apenas tiene grasa. Algo parecido ocurre con el que asegura es el único chorizo que se fabrica únicamente a base de las patas delanteras del cerdo. «Normalmente se destinan a paletas curadas, pero nosotros las picamos y las metemos en tripa». También en este caso la producción es contada.
C/ Salamanca nº2 en Vigo.
Noticia en la Voz de Galicia.
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