En el club Chillout de Dubai todo su interior está hecho de hielo. Y «todo» significa todo: las mesas, las sillas, las tazas, los platos o las copas, los muros, el mismo candelabro o las cortinas moldeadas. 40.000 toneladas de agua congelada imortadas de Canadá se emplearon para edificar este restaurante-bar de 2.400 metros cuadrados. En un entorno así -donde el termómetro marca seis grados bajo cero- los clientes tienen que deambular por el recinto embutidos en una doble parka, guantes de lana y zapatos antideslizantes, facilitados en la taquilla del club por 13 euros.
Lo verdaderamente insólito es que en el exterior del local la temperatura suele rondar los 40 grados.
La inauguración en junio del año pasado del Club Chillout -que le ha costado 2,4 millones de euros a sus propietarios- constituye la última extravagancia salida de los petrodolares.
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