FITUR 09: REINVENTARSE

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Fitur cerró las puertas este año suspirando por sus mejores tiempos: menos participación, menos visitas y menos volumen de negocios. En este circo tan complejo en el que se mezclan tantos espectáculos a la vez, no es fácil mirar desde arriba y abarcarlo todo. Voy a intentar llamar la atención sobre dos zonas de la pista enfocando la luz circular de los focos.

1) En una de las partes del escenario se celebra un espectáculo en apariencia normalito, son unas sillas, alguien que habla, poco más que eso. Es el Fiturtech, las ponencias sobre temas de tecnología e innovación. Está lejos, no saldrá en los periódicos, pero seguramente todo lo que se diga podremos encontrarlo resumido en los blogs, o escucharlo en turispod. Volveremos sobre este punto más adelante.

2) Debajo de la carpa ocupa una superficie inabarcable un megastand de usar y tirar. Enfocamos a algunas de sus partes: Una administración pública presenta en estas caseta su gestión turística, presume de repartir un trailer de folletos, regala pinchos sin preguntar quién eres ni qué quieres, se pasean políticos por ella, hay fotos. Luego aparecerá la noticia en los periódicos, eso sí, solo en los de la provincia o localidad que representa el stand.

Cuando la función se acaba la carpa se desinfla, parece que alguien controla los acontecimientos y puede resumir este circo, pero la verdad es que todo sucede demasiado despacio como para avanzar en alguna dirección.

Los políticos y técnicos de la administración llegan a sus zonas de origen y se lamentan de que Fitur no es una inversión, que es un gasto que no sirve para nada pero en el que hay que estar. Es posible que si las administraciones públicas se retiraran de Fitur, la feria no se celebraría. Pasaría como con el SIMO, la feria tecnológica que se vio arrastrada al cierre cuando uno de los grandes (Microsoft) anunció que no se presentaría. La bola de nieve arrastró a Vodafone, Telefónica... hasta que SIMO se fue consumiendo como el increible hombre menguante.

Lamentarse de que Fitur no sirve para nada quizás sea exagerado, pero habría que reconducirla a su justa medida. Si el gasto público que se inyecta en ella no es tan rentable como pudieran serlo otras actuaciones, ¿quién está dispuesto a cometer este costoso error el próximo año?

Se acepta la necesidad de la participación de los organismos públicos en la promoción turística. Ahora bien, en la situación actual de congelación de mercados, si el dinero público sirve para desinfectar la profunda herida privada, quizás la actuación de la administración en este sector acudiendo a las ferias con planteamientos caducados, sea un derroche de dinero.

La administración pública no puede dejar de estar en Fitur, pero tanto stand, tanto diseño, tanto montaje y desmontaje, tanta visita de delegaciones turísticas... es como la luz de esas estrellas apagadas, un gran ejercicio holográfico que sin análisis, salta directamente a las conclusiones eternas.

Muchas veces no se ven las cosas como son, por que las vemos como nosotros somos. Quizás es esto lo que ocurre a las administraciones cuando actúan en los mercados que intentan revitalizar.

Hasta ahora las ferias se han circunscrito al terreno offline. Con la crisis devorando al sector automovilístico, mientras la venta de coches cae en picado, las consultas en google que combinaban las palabras "vídeo" y el nombre de un modelo concreto de vehículo crecieron un 237%. Esta es una pista para saber por donde se puede desbrozar un nuevo camino.
Las ferias virtuales son un reto que no se construirán en un año o dos. Pero es una necesidad redimensionar las citas tradicionales, haciéndolas evolucionar a un enfoque más racional y efectivo, convirtiéndolas decididamente en un híbrido que acoja los expositores de tamaño reducido, funcionales, reutilizables, y ciberstands abiertos las 24 horas del día, alojados en las mejorables web oficiales de turismo, y desde donde se potencien las descargas de publicaciones electrónicas y campañas de marketing on line.

El gran público está en internet, ya no está en las ferias.

¿Y donde están los profesionales? Volvamos al primer espectáculo, al de Fiturtech. Si por algo se caracteriza este encuentro de intercambio de ideas y experiencias sobre las nuevas tecnologías es por que los profesionales que acuden a él están todo el año entrelazados, interconectados a través de redes sociales, blogs, podcast... cuando se encuentran en estos eventos se alegran de poder disfrutar de un vino todos juntos, pero la posibilidad de relacionarse profesionalmente entre ellos de forma activa, puede suceder en cualquier momento del año.

En épocas de escasez la solución está en encontrar nuevas formas de hacer las cosas, de aportar valor, en la empresa abierta, en la innovación, y sobre todo en el intercambio de ideas. Por eso Fitertuch es tan interesante. Es el espacio en el que físicamente se redireccionan las antenas, se hacen pequeños ajustes de mantenimiento, pero la posibilidad de progresar de forma conjunta no se limita a la necesidad de escuchar unas ponencias en una sala con aire acondicionado. Es un punto de partida, pero que no coloca a nadie en la pole position.

Las ferias deberían servir para fomentar encuentros como Fiturtech, y a su vez encuentros como Fiturtech están sirviendo para permeabilizar ideas que en boca de una comunidad de profesionales formados, acaban por reorientar el gasto público para conseguir políticas de actuación más eficaces. Esta racionalización del gasto del dinero de todos conseguirá ferias en las que no se cifre el éxito por los metros cuadrados ocupados. Sería curioso ver a Fiturtech comiéndose a Fitur. Y nadie tiene por que salir perdiendo.

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