Uno.- Para animar un post sobre innovación siempre está bien echar mano de una cita. Yo no podía ser menos. Esta es de Darwin y dice: "No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio."
Dos.- Tampoco podía faltar un vídeo. No es vídeo original, aparece muchas veces citado cuando se habla de estos temas pero siempre me ha gustado porque sirve para entender cómo la innovación no va asociada necesariamente a una novedad tecnológica. Ahí va... El de las imágenes es Dick Fosbury que participó en el salto de altura en los Juegos Olímpicos de México del 68 con una innovadora técnica en aquel momento: saltar el listón de espaldas. Lo que hoy todos los atletas hacen al estar considerado como la forma más efectiva de salto, en aquel momento era una rareza. Su rareza le hizo ganar el oro en esas olimpiadas. Fosbury empezó a experimentar con la nueva técnica cuando tenía 16 años al resultarle demasiado difíciles los estilos que hasta ese momento se utilizaban, como el mismo cuenta "la popularidad actual de mi salto es un premio maravilloso a cuanto tuve que aguantar al principio con un estilo que no gustaba a nadie. El salto de espaldas ya lo practicaba en el instituto y todos se reían de mí."
Dick Fosbury se retiró tras no lograr la clasificación para ir a los Juegos Olímpicos de Munich de 1972 pese a ser muy joven aún. Probablemente no era el saltador más dotado de su época, pero gracias a su gran innovación consiguió ser campeón olímpico y cambió para siempre la forma de entender el salto de altura.
Tres.- Y ahora toca hablar de hostelería utilizando las reflexiones de este artículo de Mr. Empresa en pymesyautonomos, en el que leo su opinión de que la hostelería a pesar de ser uno de los sectores punteros en la economía española no se caracteriza por su factor innovador.
Y cuatro. Reflexionemos: La ley del tabaco ha supuesto un cambio brusco en la forma de trabajar en muchos establecimientos, y estoy seguro que supondrá un duro golpe para la economía de bastantes pymes, sobre todo en los que trabajan con las licencias de cafeterías o café bares. Personalmente no estoy en contra de la ley antitabaco, aunque entiendo que se pudo esperar a otro momento menos apurado para ponerla en marcha, o graduar la aplicación de algún modo.
Entre la marejada de noticias curiosas y desechables aparecen dos o tres casos de empresarios insumisos, y a penas un movimiento tímido de rebeldía en la hostelería vasca llamando a la retirada de las máquinas de tabaco. En general el comienzo de esta experiencia de locales sin humos desde el día 2 se puede resumir en que hay mucho cumplimiento de la ley, algunos hosteleros por convicción (que los hay), y otros con el miedo en el cuerpo sobre las consecuencias en sus ingresos, con el lápiz y papel en la mano para hacer números y poder decir a mediados del mes que viene (una vez superada la cuesta de enero) en qué medida les ha perjudicado la ley antitabaco.
Y si en el debate previo a la aprobación de esta normativa lo que siempre he echado en falta ha sido la falta de un análisis minucioso sobre el impacto económico y las ayudas para amortiguarlo, en el momento actual no se ve por ningún lado un análisis sobre lo que supone este cambio en la constumbre de los clientes de la restauración, y la forma de exprimirlo al máximo. Si antes las aportaciones de la Federación Española de Hostelería solicitando espacios en los que se permitiera fumar, y en los que no entrarían camareros, llegaron tarde y a nadie le dió tiempo de comprender su postura (por lo que se llevó el antipremio del turismo de Paco Nadal), una posición además fuertemente contaminada por una página web que muestra el patrocinio de philip morris spain entre calgonit y coca cola, ahora es necesario que abra un espacio para que entre todos se empiecen a aportar soluciones.
Irán llegando nuevos modelos de negocio. Eso tampoco lo dudo. Surgirán nuevos métodos que no habrán de verse como soluciones para saltarse la ley, sino como esfuerzos para retener a esos clientes que van a "desertar" de los locales por no poder fumar. Innovación para que los clientes entren y consuman, o consuman sin entrar.
Estas nuevas formas de negocio llegarán sobre la ola de la nueva situación creada por la ley, la aportarán los que más rápido saben leer entre líneas, los que navegan en las aguas del cambio, los que se preguntan cómo el saltador Dick Fosbury si las cosas se pueden hacer de otra manera aunque nadie lo haya intentado antes.
Las imágenes que pego abajo empiezan con un gesto atronador de un hostelero cargándose una máquina expendedora de tabaco. Ese quizás sea el principio. Habrá que desprenderse de ese peso, romper esa cadena, para afrontar otras soluciones que llegarán, uniéndo no sólo protestas sino también ideas.
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