EL SUBVENCIONISMO, AULA DE LA NATURALEZA DE PORRIÑO, Y CULTOS CARGO

El interés de los políticos por ser reelegidos tiene serias consecuencias sobre el diseño de políticas públicas en Galicia. Así lo señala el estudio realizado por la Universidade de Vigo Chaves da economía pública galega II. Su conclusión es la siguiente: los diseñadores de políticas públicas "se dejan capturar a menudo por intereses privados que, en el mejor de los casos, derivan el dinero de todos hacia objetivos secundarios".


Sobre esta base se construye el "subvencionismo", que consiste en poner en marcha líneas de ayudas públicas de eficacia económica pésima, porque en realidad se planifican y reparten pensando que esas decisiones a corto plazo, serán de óptima rentabilidad política.

La pregunta que se hacen las instituciones públicas cuando trabajan con subvenciones es: “¿para qué va a servir ésta ayuda?”. La respuesta entra demasiadas veces por una puerta falsa. Para evitarlo el valor ‘ser responsable’, debe convertirse en un elemento central de cualquier actuación, lo que permitiría pedir responsabilidades al que tenga responsabilidad para darlas.

Y ahora iremos a un ejemplo práctico: En As Gándaras de Porriño, se concibieron a finales de los noventa unas instalaciones para dinamizar la zona: Un Aula de la naturaleza. La Mancomunidad de Vigo solicitó los fondos de la Unión Europea. Entre ayudas europeas y dinero del Concello se fueron 420.000 € (también he leído 600.000 € pero seguramente ni se sepa con total seguridad ). En la actualidad este edificio está en ruinas sin que se llegase a inaugurar. De las instalaciones ha desaparecido todo lo que se podía aprovechar, incluidas persianas, cristaleras y las piezas de los baños. Todo lo demás ha quedado para convertirse en lienzo de grafiteros. Las silvas se meten dentro, es un aula de la naturaleza perfectamente integrada. Los destrozos de paredes y muros no son casuales; en muchos de ellos se nota la huella de las herramientas que fueron utilizadas para tirar ladrillos y arrancar falsos techos. Parece como si el edificio no fuese de nadie. Sin contenido, ni un estudio sobre los gastos de gestión y mantenimiento que el centro acarrearía al consistorio municipal, el centro se inunda todos los años porque tampoco es viable arquitectónica ni medioambientalmente.

420.000 € tardan en apagarse, arden durante demasiado tiempo. Sería posible que este tipo de edificios y obras perdidas se utilicen en el futuro como templos a un culto cargo, al estilo de como lo hacen algunos pueblos del Pacífico. En los cultos cargo se tiene la creencia que las manufacturas occidentales que llegaron a las islas durante el desembarco de los soldados americanos en la segunda guerra mundial, eran en realidad una creación de espíritus divinos. Los aviones dejaban caer ante el asombro de los nativos, todo tipo de provisiones: latas de comida, salchichas, fruta, ropa, herramientas..., objetos mágicos que desmontaron las creencias de los hasta entonces tranquilos melanesios.

Una vez terminada la guerra y desparecidos los soldados, algunas tribus comenzaron a utilizar como templos los restos de los aviones que los americanos dejaron atrás, levantaron torres de control hechas de bambú y hacían señales con antorchas. En su manera de entender el mundo, si repetían exactamente lo que habían visto hacer a los americanos, pronto llegarían nuevos aviones que llenarían su isla de mercancías.

Por una extraña conexión de ideas, al edificio de Porriño lo identifico con uno de esos viejos aviones abandonados en el Pacífico, rodeado de gente que mira hacia arriba, esperando que caigan del cielo cajas de ayuda en paracaídas. Se puede hacer una visita virtual a ese edificio en el vídeo que pego abajo.


http://www.youtube.com/watch?v=1QuBOb1LC8U

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