La gran pregunta que tiene que responder siempre un cocinero es escoger su
plato preferido. En ambos casos no hay respuesta. Y no la hay porque dicen que
«no se puede elegir solo uno». José Solla va un poco más allá y lo explica
gráficamente: «Comer no es como comprarse un coche, que es algo que tienes que
elegir para quedarte con uno. En la comida sería absurdo porque puedes llegar a
todo».
Aún así ambos se confiesan admiradores convencidos de las tortillas de
patatas que hace la señora de la casa y que se convierten en el plato principal
de los domingos para todas las generaciones de la familia.
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