Pocas veces las empresas colaboran para que la tarta sea más grande. Lo habitual es que compitan para que su pedazo sea mayor que el del vecino. Nada de dar ideas. Las ideas se guardan en el kit de supervivencia que se utiliza para atravesar un territorio que es comanche.
Cada día que pasa es más evidente que se necesita un fuerte examen de conciencia. Hay un gran espacio que necesita ser ocupado para organizarnos mejor y buscar objetivos comunes. En Pontevedra hay asociaciones, cientos de ellas. Pocas trabajan en la creación y protección de un bien procomún que el caso del turismo y la hostelería está muy apegado al territorio y a la sociedad que se asienta en ella.
Sobre el territorio se dibuja una red de comunicaciones e intercambio de información. Está ahí, es un patrimonio de todos que no se construye sin esfuerzo. Muchas empresas se mueven por esta red aisladas y buscando el sentido profundo de su ombligo para ganar a la competencia. Las asociaciones no se pueden comportar igual, levantando murallas cuando su labor es crear un espacio que genere aceleración, un sistema de paso con hiper enlaces. Y sobre todo una comunidad de dialogo, no de saqueo.
La crisis ha sido como el niño que dijo que el rey del cuento iba desnudo. El rey paseaba por la calle pensando que vestía un hermoso traje especialmente diseñado para él por dos estafadores que se lo cobraron a precio de oro. Pero en realidad no llevaba nada encima. Y nadie se atrevía a decir “pero es que va desnudo!”, hasta que un niño no pudo contenerse y empezó a reírse a carcajadas.
¿Cuánto dinero se ha ido en este tipo de trajes?. ¿En proyectos de propaganda política o subvenciones regaladas sin ningún tipo de valor comunitario?. El rey iba desnudo demasiadas veces. Con el subvencionismo, criticado en estudios que deberían estar en la mesilla de noche de muchos políticos, se ha derrochado mucha potencia y muchas posibilidades de emplear el dinero en iniciativas de valor social. Es el momento de rectificar. De innovar para colaborar.
No tengo nada que ver con la Mancomunidad de O Salnés, pero desde hace meses seguimos en este blog el buen trabajo que están llevando a cabo, construyendo una estructura de destino turístico en esta comarca, primero con el Plan de Dinamización Turística, de 2003 a 2006, y luego con el Plan de Continuidad, desde 2008 hasta ahora. Son pioneros en Galicia en usar las nuevas tecnologías para la promoción de un territorio (ver noticia), y a penas hace unos meses su gerente Ramón Guinarte advertía sobre la necesidad de afrontar los nuevos retos todos juntos. Maravillado después de un viaje por Asturias (ver noticia) en el que constató como se trabaja en la promoción turística de la comunidad autónoma vecina, saca conclusiones como que "los hosteleros tienen que darse cuenta de que trabajando asociados van a ganar mucho más". Suena a verdad de perogrullo. Pero en la práctica nos encontramos con que O Salnés lleva 12 años intentando crear una entidad aglutinadora (un consorcio) en la que estén representadas las empresas del sector turístico y las diversas administraciones . Y la idea sigue tan verde como al principio (ver noticia). El principal problema es que los empresarios quieren que, como hasta ahora, sean las administraciones en exclusiva las que se encarguen de costear la promoción turística y todas las demás actividades que se realizan para conseguir que los visitantes entren por la puerta. No es una buena idea. Era un parche que hasta ahora daba unos resultados de aprobado raspado. Pero de ahora en adelante, con tanto intermediario profesional en la picota, es una estrategia pésima.
A las entidades públicas quizás les corresponde ser los primeros en profundizar en los cambios, mostrar, enseñar y dar impulso a una nueva gestión del turismo. Y les corresponde sin duda alguna, velar por el buen empleo de los fondos públicos. Pero obviando otros males, sufren en muchos casos de lentitud en la toma de decisiones. Carecen además por si solas de la suficiente flexibilidad como para lanzar campañas adaptándolas a las necesidades variables del sector turístico, y a la satisfacción de las experiencias que buscan los visitantes. El nuevo turista busca un tipo de producto más experencial y que le permita una mayor integración con el destino. Esto solo lo pueden ofrecer las empresas, que son las que tratan todos los días al cliente y conocen sus gustos.
Pero las persona tienden a vivir en red. Y las empresas no, las empresas ganan posiciones aislando información, e impidiendo que se trasmita el conocimiento de los consumidores. Por eso internet está en su punto de mira. La liberalización de los mercados se está haciendo en horizontal, pero a los consumidores se les niega la palabra. Queda pendiente una liberalización en vertical en la que la conversación y el conocimiento traspase a las empresas como los fantasmas lo hacen con las paredes. "Las empresas que no se den cuenta que sus mercados ahora están interconectados persona-a-persona, volviéndose más inteligentes y profúndamente unidos en sus conversaciones, están perdiendo su mejor oportunidad" (Tesis 18 del manifiesto Cultreain).
A las asociaciones les corresponde un papel ejemplar en el cambio de juego, creando comunidad. Hay experiencias que son el vivo reflejo de individuos que actúan movidos por un espíritu de cooperación y que entienden perfectamente su posición en el grupo y los valores que deben fomentarse para operar como una auténtica organización. Sin embargo, si la actitud de los componentes tiene tintes que rayan el individualismo, el egocentrismo e incluso el cinismo empresarial, el fracaso está garantizado. Javier Panzano le ha puesto nombre en su blog con un artículo muy completo, a este asociacionismo vuelto del revés: Asociacinismo.
Los destinos turísticos, los territorios, los mercados que tienen en su red de comunicaciones, grupos empresariales enfrentados, descabezados internamente, que esperan de brazos cruzados a que todas las ideas provengan de los organismos públicos, y a la busqueda de la subvención fácil que se consume en su propio mantenimiento, irán pasando al furgón de cola. Y la Administración tiene una tarea importante para reactivar las asociaciones, y promover las abiertas e interconectadas.
Ponemos tres ejemplos recientes de estupendas ideas en las que la colaboración a distintos niveles es lo que les da cuerda a todas:
1) La Sociedad Mixta de Turismo Gijón, que ha sido pionera en la creación de una entidad de gestión mixta con los empresarios, sigue innovando y ha desarrollado (con aportación económica de las empresas) un turoperador virtual (el primero de España) que hará aún más fácil programar el viaje a los internautas habituales: http://www.gijon.info/. Su Blog en http://visitagijon.com/
2) La Asociación de Hoteles de Barcelona, el Gremi de Hotels, es el impulsor de una comunidad social de empresas, ciudadanos y viajeros de la ciudad de Barcelona, muy alejada de la típica web oficial de información turística. Se basa en experiencias personales, y cualquiera puede participar aportando consejos de viaje, fotos, debates, rutas... lo que permite conocer Barcelona con la ayuda de los que la conocen de primera mano. http://experiencias.barcelonahotels.es/
3) El Basque Culinary Center. Es una iniciativa para crear en 2011 y en San Sebastian una Facultad y un Centro de Investigación e Innovación en Ciencias Gastronómicas. Para ello, se ha constituido una Fundación que será el órgano de gobierno, administración y representación del proyecto. En ella participan cocineros, Universidad, empresas de alimentación y administraciones, locales, autonómicas y estatales.
http://www.youtube.com/watch?v=KC7TYm9mtsc
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